Jacobo
Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Mateo 27:55.
En el Calvario, más cerca o más lejos de la cruz, de los amigos de Jesús, había un solo hombre –Juan– y muchas mujeres. No soy feminista, pero la realidad incontestable es que Mateo dice “muchas mujeres”. Entre las que menciona, aparece “María, la madre de Jacobo y de José”.
¿Qué Jacobo es ese? Primero, vamos a recordar que es una de las formas del nombre Jacob, que derivó en nombres como Yago, Diego y Tiago; y que con el apócope de santo (san) se transformó en Santiago.
¿Qué Santiago es este? En el Nuevo Testamento, tenemos tres que son conocidos. El primero es el discípulo de Jesús, hermano de Juan. Su madre era Salomé, por lo que no es él. El otro Santiago es el autor de la epístola universal. Se supone que era un hermanastro de Jesús, hijo de José. El tercero, que es de quien habla este texto, es otro discípulo de Jesús, del que sabemos poco. La Biblia cuenta casi nada, apenas señala algunos datos familiares, como el nombre del padre y de la madre y el de algunos de sus hermanos. Nada más. Y, por lo que nos dice el texto que estamos usando hoy como base para la meditación, él no estaba en el Calvario.
¿Dónde estás cuando se te exige dar pruebas de tu fe? ¿Aunque seas minoría y corras algún tipo de riesgo? No creo que te quieran crucificar, pero la presión del grupo, la posible pérdida de popularidad pueden dolerte tanto como un clavo que te atraviese las manos y los pies. Jacobo y los demás discípulos no se animaron. ¿Y tú?
La buena noticia es que, a pesar de la ausencia, el miedo y la falta de compromiso, su nombre aparece en la lista de Hechos 1, que señala a los discípulos que estaban orando en un mismo espíritu, pidiendo al Consolador.
A pesar de tus errores, hay esperanza.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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