Sansón
Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo
bendijo. Jueces 13:24.
¡Qué personaje! Dios lo elige, lo bendice y lo cuida desde antes de nacer. Llega un momento en su vida en el que él elige lo que quiere, busca el placer humano y cree que puede cuidar de sí mismo ¡Tanta fuerza., y tantos errores!
Me podrás decir -y con razón- que tú no tienes tanta fuerza física como Sansón, pero definitivamente Dios te dio dones, que él espera que uses como corresponde.
Todos los dones que Dios te puede dar se hacen nada cuando te dejas dominar por un pecado. Da la sensación de que Sansón disfrutaba cuando se colocaba en situaciones peligrosas. Él busca a mujeres filisteas, las va visitar en sus propias ciudades, se mete en terreno del enemigo.
Pero nada de esto importaba. Él sabía que la fuerza que Dios le daba era enorme, y confiando en ella se arriesgaba en estas aventuras. ¿Basándonos en qué cosa nos arriesgamos en nuestros pecados? ¿Dónde ponemos nuestras fuerzas para jugar con fuego, pensando que no nos vamos a quemar?
Lo más extraño del caso es que Sansón aparece en Hebreos 11. ¿Qué hace allí? Obviamente que la primera opción es por causa de un error de imprenta… pero no lo es. Entonces, su nombre me demuestra que Dios está desesperado por salvarme.
La existencia de Sansón está llena de errores. Como la de David, como la de Moisés, como la de tantos otros. Como la tuya, como la mía. Solo que cuando te entregas al Señor, él no se queda midiendo tu pasado, sino regalándote un inmenso futuro. Él no coloca un ancla en tus equivocaciones, sino que te ofrece alas para soñar con tu vida perfecta a su lado, en la Nueva Jerusalén. Lo único que él necesita es que le des un instante, para poder transformarte.
¡Ojalá que no lo elijas en el último minuto de tu vida! Una vez transformado, tu vida gana un nuevo rumbo, un nuevo horizonte, una nueva oportunidad. Hoy es nuevo día en el que tienes la opción de vivir como Sansón según tus propias inclinaciones, o como… Sansón, pidiéndole poder a Dios para tomar las decisiones correctas, a fin de recibir la bendición de la salvación. No te ates a tu pasado; déjate lanzar hacia el futuro por las manos de Dios.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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