Los gabaonitas
Ellos respondieron: “Nosotros somos sus siervos, y hemos venido de un país muy distante, hasta donde ha llegado la fama del Señor su Dios. Nos hemos enterado de todo lo que él hizo en Egipto”. Josué 9:9.
Por situaciones como estas es que Cristo nos aconsejó ser “prudentes” y “astutos”. Los gabaonitas nos rodean, y ellos están dispuestos a hacer cualquier cosa para no ser perjudicados. Si no estamos atentos, nos veremos atados y comprometidos con un pueblo mentiroso.
Son los gabaonitas modernos quienes llegan a nuestra vida vistiendo las ropas, diciendo las palabras, actuando de la manera que -saben- que van a conseguir nuestra atención y hasta nuestra amistad: cuando en realidad las intenciones son bien diferentes.
El pueblo de Gabaón no llega hasta nosotros mostrándonos sus verdaderas caras ni sus verdaderas intenciones. Se esconden detrás de una sonrisa que parece amiga (es falsa, pero parece amiga); detrás de una sensación placentera (es ilusión, pero parece placentera en un primer momento); detrás de un discurso bonito (es mentira, pero parece bonito).
Los costales viejos de la antigüedad los han cambiado por paquetes vistosos y coloridos, que esconden las mismas mentiras, los mismos venenos, los mismos pasos hacia la muerte.
Los gabaonitas embaucaron a Josué y al pueblo de Israel diciendo algunas medias verdades, y muchas totales mentiras. De la misma manera actúan hoy.
El error de Josué no fue el no haber sido prudente ni astuto. El error de Josué con los gabaonitas no fue el no haber sido más desconfiado. El error de Josué fue haber tomado una decisión sin consultar a Dios (Jos. 9:14).
Pero si parecía buena gente. Pero si daban la impresión de estar tan necesitados. Pero si, incluso, hablaban de asuntos espirituales. Pero si hasta hicieron un curso bíblico. Pero si… Son los gabaonitas; están dispuestos a hacer cualquier cosa para sacar provecho propio. ¿Qué provecho, qué ventaja quieren sacar? No sé. Pero lo que queda claro es que cuando tomamos decisiones -por fáciles que parezcan- sin consultar al Señor, nuestra situación se complica. Nos equivocamos. Erramos. Nos colocamos al lado de gente que Dios manifestó claramente que no quería cerca de nosotros.
La idea no es cerrar puertas, sino abrir los ojos y pedir la dirección de Dios hasta en las decisiones que parecen fáciles. Los gabaonitas parecían buena gente.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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